Acaricio al fuego que duele en nuestros cuerpos
y beso tu recuerdo cuando el atardecer enmudece.
Habito en las huellas que inventan tus pies desnudos
y en el río se refleja el paisaje de tu cuerpo dormido.
La mañana nace con tu voz
y susurra secretos bajo los árboles
y vuelvo a desearte la piel
y tu sombra me nombra.
lunes, 5 de marzo de 2012
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