Escucho tu piel,
durante el ocaso,
y las sombras reflejan tu ausencia.
Busco en la arena
que grita en el desierto,
el calor de tus pies dormidos.
La lluvia canta en el viento
y las rosas iluminan tu rostro.
Vuelvo a escucharte en tus silencios
que susurran en el viento.
Voy a morderte las cadenas
y jurarás sobre mi nombre y mi piel.
lunes, 23 de enero de 2012
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