Volveré a escuchar tu piel
durante el ocaso,
en el reflejo de nuestras sombras
y en la profundidad del mar.
Jugaremos en el rio
con la luna,
desnudos,
cuando tus ojos griten mi nombre.
Buscaré en el viento que ruge,
entre los árboles,
el paisaje de tu rostro en el infinito.
Encontraremos al tiempo que suena en las campanas
después de la tempestad.
viernes, 23 de diciembre de 2011
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